¡Las chocolatadas de Diciembre!
¿Porqué no les llevamos alegrías los otros meses?
Cada vez que llegan los tiempos navideños, empezamos a cruzarnos en cualquier lugar, actividades en beneficio de niños pobres, (aunque también hay para todas las condiciones económicas) que se alegran al recibir un regalo, a ellos les ofrecen desde un refrigerio inigualable, lleno de pomposidades, hasta una chocolatada navideña, integrada por un pan, con un plátano, y una cola inmensa de nunca acabar (cruel burla a la pobreza) con tal de que aquellas personas “caritativas” no se sientan mal, al no haber podido ayudar al prójimo, esa actitud no es lo único criticable, fuera de la pregunta tan común que muchos nos hacemos ¿los niños sólo comen en Diciembre?, ¿sólo necesitan alegría en estos tiempos?. Varios hemos caído en este error, en que sólo esperamos las fiestas navideñas, el nacimiento de Cristo, para poder organizar esta serie de actividades. Pero qué hay de los demás días, claro no es nuestro problema, claro no podemos darles ésta alegría todos los días del año. ¿Quién nos conmueve, la navidad, la situación en la que se encuentran los niños pobres, o el que hablen de caridad y dinero del alma generosa?
Las chocolatadas, hoy en día las hace cualquiera, y claramente con ello no solucionamos la pobreza, pues es un actividad netamente asistencialista y no social, es una actividad que satisface una necesidad por un breve momento. También es cierto que un niño con un pequeño juguete, por el más barato que sea, se inunda de alegría, algo muy reconfortante de observar, y claro a los que les tocó el carro más grande o la pistola más moderna, saca pana a los que no alcanzaron un ticket para reclamar su regalo.
Todos debemos reflexionar ¿Estamos haciendo buenas actividades, de la manera más correcta? ¿Estamos colaborando de la manera más precisa? O simplemente es un círculo costumbrista, que le enseñamos a nuestra generaciones, como lo hicieron con nosotros.
Si queremos llevar unos minutos de alegría a tantas personas de escasos recursos económicos, ¡No sólo esperemos Diciembre, también existen otros once meses! ¡Y cuando las organicemos hagámoslas con las mejores condiciones que podamos, para que no resulte ser una burla a la pobreza!